Hawai no gana para sustos: dos incidentes en menos de 24 horas
El 28 de abril, un Airbus A330 de Hawaiian declaró emergencia aterrizando en Tokio por un teléfono móvil que se incendió y un Boeing 777 de United se desvió a San Francisco por una alerta de puerta no asegurada.
Dos incidentes separados en aproximadamente 24 horas afectaron vuelos relacionados con el archipiélago de Hawái, poniendo a prueba los protocolos de seguridad y la respuesta de las tripulaciones de Hawaiian Airlines y United Airlines, aunque ambos se resolvieron sin heridos.
Fuego de batería en vuelo de Hawaiian Airlines a Tokio
El 28 de abril de 2025, el vuelo HA457 de Hawaiian Airlines, operado por un Airbus A330 desde Honolulu (HNL) hacia Tokio Haneda (HND), enfrentó una emergencia en vuelo. Según informes y la posterior confirmación de la aerolínea, el teléfono móvil de un pasajero se sobrecalentó y se incendió. La aerolínea detalló que el dispositivo quedó alojado en la estructura de un asiento, sufrió daños y su batería de ion-litio entró en ignición, generando un olor a componente eléctrico quemado detectable en la cabina mientras la aeronave volaba a gran altitud sobre el Pacífico.
La tripulación de cabina actuó rápidamente, localizando el origen, extinguiendo las llamas y asegurando el teléfono dañado dentro de una bolsa ignífuga especializada. Estas bolsas están diseñadas para contener el calor, el humo y posibles explosiones de baterías de ion-litio defectuosas.
Debido a la naturaleza del evento, los pilotos declararon emergencia para obtener prioridad de aterrizaje en Tokio. El A330 tomó tierra sin complicaciones en la pista 34R del aeropuerto de Haneda. Los aproximadamente 140 pasajeros a bordo desembarcaron de forma segura y no fue necesaria una evacuación. El Ministerio de Transporte de Japón confirmó el suceso y la respuesta efectiva de la tripulación.
La aeronave permaneció en tierra en Tokio durante unas cinco horas, un periodo más largo que el habitual para su escala, mientras los equipos de mantenimiento realizaban las inspecciones pertinentes en el asiento y áreas adyacentes antes de autorizar su vuelo de regreso a Honolulu, que operó con demora.
Los incidentes con baterías de ion-litio son una preocupación constante en aviación. El riesgo aumenta si un dispositivo queda atrapado y dañado en los mecanismos de un asiento, pudiendo causar una 'fuga térmica'. Por ello, las tripulaciones suelen instruir a los pasajeros durante las demostraciones de seguridad sobre cómo actuar si pierden un dispositivo cerca de sus asientos.
Alerta de puerta de carga desvía vuelo de United Airlines
Pocas horas después del incidente de Hawaiian, otra emergencia se desarrolló en un vuelo que partía desde Hawái. El vuelo UA1731 de United Airlines, operado por un Boeing 777-200 entre Kona (KOA) y Denver (DEN), recibió una alerta en la cabina de mando indicando que una puerta de carga podría no estar asegurada correctamente mientras volaba a 37,000 pies.
Siguiendo los procedimientos establecidos para estas contingencias, la tripulación descendió de inmediato a una altitud de 9,000 pies. Esta maniobra es una precaución estándar para reducir la diferencia de presión entre el interior y el exterior de la aeronave en caso de que la integridad del fuselaje estuviera realmente comprometida.
El Boeing 777 voló a esta baja altitud sobre el Océano Pacífico durante casi tres horas y media antes de desviarse hacia el Aeropuerto Internacional de San Francisco (SFO), donde aterrizó sin novedad alrededor de las 3:45 AM, hora local.
United Airlines informó posteriormente que la indicación parecía originarse en un sensor defectuoso y que la seguridad del vuelo nunca estuvo comprometida. La Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó que investigará el incidente, conforme al protocolo estándar para desviaciones técnicas de vuelos comerciales. United dispuso una aeronave de reemplazo para completar el viaje de los pasajeros a Denver más tarde ese día.
Ambos eventos, aunque sin duda generaron inquietud entre los pasajeros, ilustran cómo los protocolos de seguridad aérea están diseñados para gestionar situaciones inesperadas. Desde el uso de equipos específicos como las bolsas de contención de fuego hasta los procedimientos de descenso rápido y desvío ante alertas técnicas, las aerolíneas y sus tripulaciones están preparadas para actuar priorizando la seguridad.
Según datos de la industria, se reportan aproximadamente 100 incidentes de fuga térmica de baterías de ion-litio al año en vuelos comerciales a nivel mundial, una cifra mínima en comparación con las decenas de millones de vuelos anuales. Las aeronaves modernas cuentan con sistemas de detección y las tripulaciones reciben entrenamiento continuo para responder a estas emergencias. Ambos casos serán objeto de revisión por parte de las aerolíneas y, en el caso de United, también por la FAA, como parte de los procesos de mejora continua de la seguridad operacional.
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